martes, junio 14, 2005

35

Volvió.
Mis dedos aguantan un poco, un poco más aún antes de comenzar. La luz intenta llegar a cada letra que tapo con mis diez dedos. Es imposible, ya no puedo separar mi mano del teclado.
La música ayuda un poco, es como si todo lo que me rodeara no existiera, y si por alguna razón pierdo de vista la idea, los elementos circundantes entran a formar parte del relato, ayudándome con la composición de este nuevo tema.
El colectivo vuelta a casa luego de mi mañana universitaria es bastante cómodo. La gente en él por lo general es poca y pasan a cada momento. Sus asientos son mágicos para formar mis dulces y terribles sueños. Dicen en el infierno que alimentarse de ellos les son de gran satisfacción.
El viaje a casa, todavía lo tengo en mente, y ella no resiste. Me distraigo, saco apuntes, muy concentrado comprendo y la nube de neblina se esparce a mi alrededor cerrando las persianas de mis ojos y soplando mi cara con un aire tibio y hechizado caigo en un sueño profundo, donde ni los sonidos, ni los movimientos brutos del transporte entran sin la aceptación de él, mi guardaespaldas.
No hay sonido, la imagen entra a mi conocimiento y reconozco la zona, los edificios y la altura. Me despierto, reaccionó inmediatamente e intento estabilizarme. No estoy a más de 4 o 5 cuadras de mi destino.
Todos los días lo mismo, en la pesadumbre de mi reposo oscuro, él llega en el mismo lugar y a la misma hora para devolverme, toma la mano sobre mi pecho, aprieta fuerte y me unde de los cielos para llevarme a mi real cuerpo, a esta vida mortal, a la tierra.
No suelo dudar que es él, mi guardaespaldas, mi ángel de la guarda, Ramón, mi padre. Quizás sea solo un pensamiento, quizás sea solo un deseo, quizás solo sea mi imaginación.
Pero en cada mediodía, en cada reposo, despierto mirando el mismo local de Mc Donals, despierto sabiendo que otra vez ocurrió, despierto cuestionandome nuevamente y agradeciendo su comportamiento a conmigo.
Por las noches otro participante entra a mi cuarto, me está buscando hace mucho tiempo. No temo de aquel, lo conozco de antes, recuerdo que adopte su sobrenombre ya hace un tiempo, y desde hace aproximadamente un mes, su nombre se fue borrandose de la inscripción por debajo de mi pecho. Me estaba reclamando desde las profundas cuevas del nimbo. Aquel fantasma de película, que una vez ingreso con miedo y abuso de pensamiento, ahora vuelve con una segunda versión, solo para figurar. Espero que no quiera quedarse.
Mi mejor amigo se va rumbo a prados y campos, a donde reposa la tranquilidad, en donde el sol no es molestado, en donde la música corre por cuenta de la naturaleza y los automóviles son meros inmigrantes.
Feliz por estar a tu lado, por lo que me das día a día, por haberme hecho cambiar en cierto sentido y por hacerme sentir el hombre más feliz del mundo. Se que estoy entregado de corazón, y que por lo pronto no puedo dedicarte muchos regalos, más que esos tan simples que demuestran todo el amor que siento por tí
Las inquietudes me circundan, no hacia tí, sino hacia cuestiones mínimas. Se que se irán con el tiempo, y también veo acontecerse la felicidad que nos va a guiar por el resto de nuestras vidas.
Te Amo.
Mi vuelta a la escritura, a los pensamientos, a los desahogos. Mi vuelta en ese auto soñado, que en la vida real no se manejar, pasear contigo en un joven atardecer, interminable hasta que con mi dedo pincel lo decida. Terminar el dibujo con un beso, un beso con la sola iluminación en una noche estrellada. La imagen gira y nos incertamos en un profundo sueño, nuestros cuerpos no existen, es solo la precencia y la consciencia de tenernos el uno con el otro. Como dije en un comienzo al conocerte. Es tu "escencia".
Te Amo.




13/06/2005

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