miércoles, marzo 30, 2005

El Universitario



¿Cómo es posible describir en pocas palabras todo lo que me estuvo pasando? Es genial, a veces, darse cuenta. Volteo el rostro y miro al pasado, ustedes también pueden verme voltear. Es como una mirada rápida, una sonrisa, aquí estoy yo.
El sufrimiento pasa a ser otro capítulo más de la experiencia, y sereno como lo estoy ahora, puedo catalogar esas cosas que son buenas, que hago bien y que me hacen bien a mí.
Hace un clima bastante raro, son los fenómenos del otoño. Afuera llueve, y truena también. Acostado buscando la mejor postura veo Spider-Man, una de mis películas favoritas, mientras estiro los brazos, me amoldo y veo como la luz de los rayos entra aún en este anochecer por el techo de plástico que da al patio de mi hogar.
Ya está todo hecho, listo y preparado; ese camino recto, mi destino, aquél que yo invente para poder tener un modus vivendi que poder seguir, está a mi simple vista.
Hoy fue muy fácil, aunque la madrugada me trato de muy mala manera. Nervios indecisos, nunca saben cuando aparecer ni cuando esfumarce. Solo aparecen, hacen de mis noches interminables y borrosa la línea entre mis sueños y mis realidades. Escuche sus voces interminables, se confundía con la mía. Miraba de sobremanera el horario en la video y me desilucionaba con reflexionar que hace 4, 5, o 10 minutos al menos ya permanecía totalmente dormido.
Fue él, el maldito sonámbulo, despierta cuando nadie lo llama, y duerme dulces sueños que en muchas ocaciones no podemos recordarlos. Miro por mi ventana. Solo el silencio puede compararse con tan escalofriante cielo. Un cielo frio, con nueves húmedas, ligeras y a su vez sigilosas, aumentando en mí la desesperación por el concilio de ese lugar lleno de creencias e imágenes fabulosas, el sueño.
6:10 para mí, demasiado temprano, los ojos rojos, cansados de una madrugada frustante. Primera decisión, la ducha; las que siguieran, cuestiones de habituación.
Aula 38, pos suerte casi todas caras conocidas, algunos quedaron, otros pobres no pudieron, pero en fin. El miedo y los nervios ya no existían en esta historia. Solo comparaba miradas, busque un lugar en donde calentar asiento y observaba los nuevos rostros, gestos, articulaciones orales y posibles chusmerios que me fueran de uso útil.
Una fotocopia que no saque, volvés a aparecer en mi historia.¿ Cómo dejar de recordarte? Sos parte de ella, lo tenés al menos que saber. Me gustaría al menos poder leer tu mente, saber algunas cosas, convertir esos juicios en verdaderos, y dejar de criticar si estoy en un buen rumbo contigo o no lo estoy. Ja ja, si al menos pudiera saber un poquito de lo que deseas, o si estoy constantemente en tus problemas, no quiero ser uno muy grande.
En fin, todo muy lindo, todos muy cálidos, unos rostros que no pretendía cruzarme, una siesta debastadora, por fin otro escrito hacia ustedes lectores, creado desde mi linda silla aquí en el living de mi casa.
Ahora bien, debo empezar a acostumbrarme nuevamente. Todavía parece imposible ¡ Debo concurrir los Sábados también! Que malo realmente es habitualizarse a los días laborales.
El punto bien lo sé. Es sentarze, tomar nota, buscar esa sombra, "la adecuada para mezclarse con la mía", respirar hondo, mirar en lo alto y volver a juzgar: Todo parece estar bien.
Otra vez gracias. Gracias por tu sonrisa, por no abandonarme, por todavía ceder tu palabra a mi oído y por haber irrumpido en mi humilde mundo. Te quiero, te adoro y todavía más.
Si no hubieras aparecido todo sería distinto, tal vez estaría un poco menos loco. Irrumpiste en mi historia de sobremanera, mezclaste mis creencias y lograstes que te prestara gran atención. Creo aún, toda la atención.
Me es imposible borrarte de ella, quedastes demasiado arraigada. Preferiría encontrar a alguien más, olvidarte, odiarte, pero más quiero hacerlo, más te quiero, más me hiero, más me equivoco.
Si el destino impuesto existiera, si Dios realmente existiera, si yo hubiera sido un poco distinto, un poco más creyente y no tan orgulloso. Quizás dejaría de lado mis posturas y me animaría a cambiar el mundo. Se por un lado que lo estoy intentando, es un trabajo muy forzoso.
Más dejo de hablar y pensar en ti, que es lo que tanto me pides. Tanto te cuesta darte cuenta. Algunas cosas maravillosas no necesitan ser tan visibles, son en parte diminutivas, sueños, charlas y miradas. De eso se trata, de vivir lo maravilloso como un deseo casi inalcanzable, con esa persistente posibilidad. Pues si fuésemos omnipotentes y todo alcanzaríamos, seríamos unos vanidosos quienes no tienen que más soñar.
Entonces ahora solo un pedido hago. No dejes de soñar nunca, ni de tener ese brillo hermoso en tus ojos. Son en parte un pilar en mi alegría y un sol bien grande en mis noches, no lo hagas oscurecer por nada en el mundo. Es el pedido más humilde de mi corazón..........

1 comentarios:

Anónimo dijo...

A bueno el muchiachio se inspiro, q raro, sobre todo xq nunca lo haces! juaz!!
bueno che te mando un beso y yo x ahi me conecto a la noche, besootes Romy