domingo, septiembre 03, 2006

ADOLESCENTES

(Sonrisa). Pues si, aquí estoy y no les vengo a hablar de amor, bueno eso creo.
Tomo mano a las cortinas extendiéndolas para dejar entrar el sol. Para que acaricie con sus tiernos rayos mi rostro. Cierro los ojos, percibo los recuerdos.
Somos nosotros, los adolescentes inmaduros. No queremos dejar que esto pase, que se elimine, que se extinga.
¡ Que lindo es ser así!¡ Inmaduro!¡ Inmortal!
Uno se da cuenta de todo lo que le queda por delante, por disfrutar. En mi caso soy una persona que quiso saltar las barreras, romper las fronteras. Quise sin éxito madurar, quise sin éxito demostrarles a todos que podía ser distinto. Y aquí me ven, otro más.
Me siento en el auto de uno de mis mejores amigos y compañeros de juerga. Arrancamos a otra noche de dimensiones desconocidas, donde las cartas sexo, alcohol y amor son repartidas entre todos y los que vienen ganando de antaño nunca dejan de hacerlo, y los que vienen perdiendo desde el comienzo siguen haciéndolo.
Conocemos nueva gente, nos mostramos y desfilamos con diferentes máscaras. Allí está ella, la noche, dispuesta a enfrentarnos con sus matices, dispuesta a demostrarnos un futuro distinto.
Asomándome por la ventana del auto te miro en lo alto, estás ahí brillando para mí. Más sonrisas.
Adolescencia divina, confusa. Tarde o temprano se termina, pero late en el interior de nuestros pechos. Escuchamos música, bailamos al compás de los grandes parlantes, saltamos entre amigos, cantamos a los gritos, sacamos a bailar a las chicas, compramos tragos y más tragos, nos reímos entre nosotros. Somos felices.
Al otro día, nos levantamos tarde, miramos al exterior y está el sol brillante esperándonos. Nuestras madres nos dicen que nos calentemos nuestra comida que está en la heladera, etcétera.
Y todos los fines de semana la rutina, noche de piratas.
La otra adolescencia, la que quedó en el pasado. La adolescencia del secundario, aquella donde reíamos de los profesores, donde nos juntábamos y planeábamos las más increíbles y desopilantes bromas¿ A quiénes? A los profesores, a los preceptores, a otros compañeros, compañeras, a quién se cruzara en nuestro camino.
Donde uno descubría cosas sobre el sexo, sobre aquellos que ya la habían pasado. Donde todos hablaban y hablaban, pero nadie se animaba realmente a poner las cartas sobre la mesa.
Eso si, algunos se habían animado. Algunos habían experimentado¿ Y quiénes quedaban atrás? Nosotros, los dormilones, envidiosos por no tener el valor suficiente de propasarse, de exponerse al cachetazo.
Pensar ahora. Cuántas noches que dormí pensando y soñando, en todas aquellas situaciones en las que no me animé. Donde por miedo e inseguridad cerré mi boca y no pronuncié palabra, donde no tomé tu mano, y la tuya. Donde preferí seguir siendo yo, tal como siempre. Y luego por las noches en mi cama, apuñale reiteradas veces mi pecho por idiota, por miedoso, por inseguro.
La adolescencia para mí, es un juego infinito. Amigos mucho mayores que yo siguen siendo adolescentes, y lo serán de por vida. Mientras yo, aquí sentado, esperándote maravillosa felicidad, como un adolescente enamorado, pidiéndote a gritos tu consuelo.
¿Cuánto más tendré que esperar? Quizás tu solo quieras que siga aventurándome, conociendo el mundo allá afuera. Quizás sea cuestión de tiempo, pero un romántico como yo, necesita del elixir del amor. Quiero cambiar esta receta del dolor por una que me satisfaga en mayor medida. Quiero hacerte feliz mi vida, quiero abrazarte, quiero besarte. Quiero oler las flores, correr contigo, vivir la adolescencia contigo, enseñarte, aprender, vivir juntos y felices, con todos nuestros amigos. Sonrío en fin, porque estoy sintiendo música, aire en mi interior. Un aire puro, lleno de alegría, y en esa alegría, están ustedes amigos, son parte de mi adolescencia. También están ustedes, mujeres de mi vida, que sin ustedes esta historia seria totalmente distinta, no tendría ni un poquito de ese jugo mágico que le están proporcionando. Un aplauso para ustedes, diosas del amor.
Agradecimientos a la música, que brilla en nuestros corazones, a nuestra familia que nos mima, como adolescentes de por vida, al destino, que nos enseña con dolorosos obstáculos en la vida. Pero del cual nos formamos, y atrás de ese rayo de sol que todavía ilumina mi vereda, miro el lado bueno de las cosas. Tu sonrisa que la tomo divina mía y la recuerdo como nunca amiga fabulosa en los mejores momentos. Brillas incandescente, me haces sentir raro, adolescente. Porque por más que siga ahí intacta como un recuerdo, es uno maravilloso, porque es un recuerdo de adolescente, como a todas aquellas chicas ahora mujeres que en algún momento quise conmigo y no las tome a pasear de mi mano. La alegría de mis compañeros y amigos. Los abrazos de mi madre que me abrigan hasta el cansancio. A los recuerdos de aquellos que no están ahora, pero que también participaron en mi historia y vida. Los adoro, te adoro adolescencia. Sos el regalo más preciado que tuvo mi vida hasta ahora, y si contigo conozco realmente los matices más hermosos de esta vida, quedaré agradecido por siempre.
Te Amo.


03/09/06
omentarios howdyanos pliss

1 comentarios:

Anónimo dijo...

que linda la adolescenciaaa
no quiero que termine nunca..quiero quedarme en los 17 años...no quiero crecer mas :s
como ya te dije me gusta mucho como escribis
bueno pase
beso