lunes, abril 18, 2005

Ya Estoy Muerto 1.1

Dolores de panza, a veces pensamos que son momentáneos, en ocaciones es hambre, y muchas veces terminamos en el baño. Las incoherencias de la opinión de la gente, me recuerdan en otras épocas a mí cuando junto con mis amigos criticábamos a las nuevas parejas de noviazgo, o a cualquier otra persona. Parecería ser que cuando la crítica a espaldas le llega a uno es cuando más fuerte la siente, y le duele en el corazón que algunas personas digan, opinen y reaccionen sobre el tema de distintas maneras.
Que cansancio eterno. Estiro mi pie derecho y hago estallar a la burbujita de espuma allá a lo lejos. Miró el techo, la luz molesta bastante. Que lindo se siente, cuan tibio es.
Recuerdo tu rostro, tan hermoso, tus besos, tus palabras, tus marcas. Cierro los ojos, expando una relajada sonrisa y mi mente comienza a divagar, a tomar ruta al más allá una vez más.
De pequeño le tenía mucho miedo a la muerte, a la parca, al diablo, a los duendes, etc, etc. Siempre que veo esos malditos enanos de jardín me traen muchos recuerdos. Parece que aquella parodia de Blancanieves y los siete enanitos, traumo mi manera de pensar sobre todos aquellos, como también las mil historias que cuentan de los pitufos, los ñomos, y si contamos serían interminables los personajes de terror.
Culturas, etnias, historias para ahullentar las diabluras de los niños y atemorizarlos cuanto antes, para que teman a algo y no sean tan omnipotentes.
Me veo correr en sueños entre los caminos confusos de un gran laberinto de paredes arboladas, enredaderas y flores con más y más espinas.¿ Atravesarlas a la fuerza? Jaja, pensamiento desafortunado. Estaría realmente loco y equivocado si lo intentará. Pareciera que lastiman mucho sus puntiagudas espinas y el espesor de cada pared puede que sea muy grueso para mis intensiones de sobrepasarlo a fuerza.
Perdido, con hambre, sed y cansancio. Un sol celeste y agotador. Sus rayos no entibian mi cuerpo como cuando nos besábamos. Esta vez es doloroso, mañero, atrae jaquecas y sudor. Un sol ahuyentador de esperanzas y agobiante para viajeros duros y habilidosos.¡Simplemente me termino!
Me quedo dormido, en un sueño de tinieblas, recuerdo que existen muchos infiernos, pero cuál será el que me toque a mí.
Divago, no puedo ni quiero intentar abir los ojos y salir de este sueño, es que ese calor es tan molesto. Siento tu abrazo, tu beso, tu susurro, tu respiración. Las fuerzas vuelven, el equilibrio de esta nebulosa oscura y violeta parece caer del todo y me hundo en una necesidad de escape incesante.
¡Knock, Knock! El golpe dentro de un cuarto vacio, sin vida. Dentro, un calor de vapor, paredes húmedas y un camino de agua caliente recorriendo las líneas de cada baldosa, tomando nuevas direcciones, traicioneras y no tanto. Llegarán pronto a pasar por debajo de la puerta, se aproximan, son suyas.
Esta es la magia que amo, la magia de la imaginación, la magia de la escritura. A cada línea, pensamiento, estrofa, párrafo y letra. A cada salto, comas, puntos y signos. A cada sentimiento, error, opinion y creencia.
¡ Ahí es donde están ustedes!¡Allí es donde encuentro sus ojos! Ellos siguen divagando, siguen paseando, intentan comprender el relato, los motivo a seguir con la lectura. Ellos quieren saber más, llegar al final, como en todo libro, abriendo la última página. Luego olvidando de lo que hablaba, vuelven al relato y lo analizan, lo comprenden. Vuelven a llegar al final y jactan una sonrisa, comprendieron un buen cuento, un buen libro.
Volviendo al caso, están ahí esas preguntas. Las veo escritas como en un pantalla gigante sobre un panel. No las puedo leer, no las quiero comprender, pasamos a las siguientes. Una voz que no conozco, sigue en carrera, pareciera que veo un futuro, como una premonición. Pero no puedo interpretarla. El hombre esconde las preguntas, no me pregunten cómo. Ahí estoy yo, me reconzco sin verme el rostro. Caigo sentado y observo al cielo, tapo con mis manos mi cara y las siento húmedas de llanto. Tal cual lo hago ahora aquí, en ningún lado, en ninguna parte.
El suelo se parte, mi imagen desaparece, mi cuerpo comienza también a hacerlo. No soy, no existo.
En el cuarto, la puerta es abierta y golpea severamente contra la pared. Las caras de horror, de incomprensión. Alguien comienza a correr por los pasillos de suelo de madera de aquel departamento en Lugano hasta desesparadamente llegar a un teléfono.
Un pie fuera, el cuerpo dentro, el piso inundado. El tapón es sacado, el agua de la tina empieza a correr por el conducto haciendo un ruido pétreo en el pozo de aquel silencio traumático y catastrófico. Alguien me abraza, parado como un fantasma a su lado puedo verlo. Mis ojos cerrados, mi hermano Gabriel empieza a presionar mi pecho con ambas manos. Me sorprendo, que me ha pasado.
Un llanto y mucha tristeza. En el edificio de Lugano se había dado muerte por ahogo a Leonardo Escobar, su fantasma todavía recorre Buenos Aires entre todos nosotros.







18/04/2005

1 comentarios:

Anónimo dijo...

una sola palabra: guau!
me encanto como todo lo q escribis, te super amo, gracias x ayudarme, escucharme y siempre estas ahi, y x lo otro no te hagas drama bombon, q hablen, no saben lo q dicen, te re extraño, despues hablamos beshos